viernes, 4 de julio de 2008

REUNION DE MUERTOS EN FAMILIA / VISTO HACIA ADENTRO

"Los derechos humanos se violan en tantas partes, en américa latina, domingo, lunes y martes".
victor jara


Obra: Reunión de muertos en familia de alberto rowinsky
Actuan: Nova Rowinsky,Alberto Rowinsky,Elodie Bernardeau y Felix Herrera.
Escenografía: Germán Cabrera.
Vestuario: Sobre una idea de Silvia Inés Vallejo, Teatro del Silencio.
Dirección, Puesta en Escena e Iluminación: Alberto Rowinsky.


Décadas de los años 60, 70, 80. Se instauran feroces dictaduras militares de corte fascista en América Latina. La tortura, el asesinato, la desaparición de personas, la violación sistemática de los derechos humanos, fueron parte de una siniestra cotidianeidad que tiñó de sangre, dolor y sufrimientos al continente. Fueron también años de esperanzas, de entrega y sacrificio de miles de hombres y mujeres que dieron lo mejor de si, persiguiendo el sueño de construir una sociedad diferente, basada en el respeto a la condición humana, en la justicia, en la libertad, una sociedad en la que se pudiese vivir sin terror al presente, sin miedo al mañana.

Andrea, estudiante de música, es secuestrada por un organismo represivo de la dictadura. En la prisión es sometida sistemáticamente a todo tipo de vejaciones. En el delirio del dolor corporiza la figura de su padre, muerto el día en que se instauró la dictadura, con quién ha tenido una relación conflictiva. En las discusiones de ambos surgen varios de los problemas que complican la estabilidad psíquica y emocional de Andrea. Su hermano David, muerto en un allanamiento de la policía, Iván su compañero de vida y de lucha desaparecido y la figura de la madre, único personaje que aún vive y que apoya el régimen de facto.

El calvario que vive el personaje central de “Reunión de muertos en familia” nos permite construir una visión de esa realidad. La obra intenta al mismo tiempo introducir al espectador en el universo inconmensurable de la mente de un ser humano que se encuentra atrapada en una situación límite, en la delicada frontera entre la realidad y el sueño, entre el delirio y la locura. Es también un viaje hacia el mundo de las relaciones entre padre e hija, entre dos generaciones que debieron enfrentar circunstancias adversas: primera guerra mundial el padre, la dictadura terrorista la hija.

Sueños frustrados, esperanzas, conflictos de conciencia, luchas, dudas, emigración y exilio son algunos de los elementos que teje la trama de la obra como una gran telaraña y cuyo telón de fondo es una sociedad quebrada por el despotismo, la irracionalidad y la violencia.

Teatro del Silencio, fiel a sus principios de elaborar montajes que lleven a la reflexión, a la participación de la inteligencia del espectador, insiste una vez más en rescatar sobre un escenario la memoria histórica de estos acontecimientos.

1 comentario:

mharía vázquez benarroch dijo...

Que importante es que no se pierda la memoria en un continente y en un país como el nuestro. Pero aún más importante, es que se haga un teatro de altísima calidad como éste, donde todos los que intervienen tiene el nivel profesional que logra conmover al espectador. Bravo Rowinsky (va por Alberto y Nova también).